Rozen maiden/Jun>>>Shinku, menciones de Nori/Rating T.

enero 6, 2011

-Todas las cosas buenas de la vida son ilegales, inmorales o hacen engordar. 30vicios. Tabla Murphy.

Wünschen verboten

Jun la mira dormir. Abre la tapa del cofre con sigilo. Sabe que si Shinku lo descubre, lo golpeará con su bastón hasta que la piel de la cara y los brazos se le ponga roja.  Eso le dibuja una mueca en los labios, pero no aparta los ojos de la muñequita malvada. Su traje de dormir es más revelador que ese vestido de muselina y volados sueltos hasta las mangas rojas. Permite que espíe su escote con el mayor de los disimulos, conteniendo el aliento y rogando que su propia torpeza no le traicione. Levantando el pliegue de su camisón puede ver sus formas rechonchas, semejantes a las de una pequeña humana, pero Jun se repite, tocándose los moretones, que una niña es más dócil. Si Shinku fuera tal cosa, él sería el amo que la llevaría a los columpios por puro gusto de verle balancearse en ellos. Así podría espiar entre su larga falda carmesí, entre los calzones con plumas y bordados que hacen parecer sus piernas, las de una gansa. Harto linda a pesar de eso.

Su nariz es pequeña y respigada, con más delicadeza que la de Nori. Es como comparar a la Emperatriz Infantil con una hermosa criada hincada a sus pies, de grandes huesos por el ejercicio que menguan buena parte de su feminidad, haciéndola nada apetecible para Jun. Por eso y porque no se consideraba a sí mismo un enfermo mental con alucinaciones incestuosas, ni andaba revolviendo en sus bragas, pensó para sus adentros, sonrojado.

Jun también elogia en silencio los rizos dorados y perfumados, los ojos cerrados de párpados pincelados con verde esmeralda, bajo los cuales se esconden un par de heladas turquesas que a menudo están clavadas en gruesos volúmenes de hechicería alemana, completamente ilegibles para él. Aún. Aunque no se lo ha dicho todavía (su pronunciación no es lo suficientemente buena y Shinku es capaz de pedirle una demostración verbal de su sabiduría recién adquirida, jodiéndolo todo para luego además abofetearle por mentiroso) ha empezado a estudiar alemán por su cuenta, mientras que prepara los exámenes que le permitirán reintegrarse al sistema del que huyó, sofocado por sus notas bajas.

Jun se ahorra de suspirar antes de proponerse volver a cerrar la caja. El sueño de esas muñecas es delicado. No le sorprendería demasiado que un crujido de más lo delatara y dejara en su rostro lo que su maestra supondría una muestra de violencia doméstica (ya se ve yendo al psiquiatra acompañado de Nori…o en sus lejanas pesadillas, con Shinku misma. Pero si confiesa que es su Ama Muñeca quien le castigaba, más que a ver un especialista, sabe que será enviado al loquero) pero se detiene un momento para contemplar las uñas de tigre que cuelgan de un prendedor con forma de rosa, sobre el pecho de la pequeña mujer de porcelana. Apretado cerca de su corazón, el muñeco detective parece reprocharle su visita breve, olvidando por completo que al fin y al cabo es su cuarto. Se arrastra a su propia cama y sueña con besos de labios diminutos, que huelen a frutillas maduras.

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